100 g de guanciale (o panceta curada si no encuentras guanciale)
2 yemas de huevo
Queso Pecorino Romano rallado al gusto
Pimienta negra recién molida
Sal
Preparación
Corta el guanciale en tiras o cubitos pequeños.
Dora el guanciale a fuego medio en una sartén sin aceite hasta que esté crujiente y haya soltado su grasa. Reserva fuera del fuego y guarda el aceite que ha dejado.
Cuece la pasta en agua con sal hasta que esté al dente. Guarda una taza del agua de cocción antes de escurrirla.
En un bol, mezcla las yemas con el pecorino rallado y pimienta negra al gusto. Bate hasta que se forme una crema.
Añade el aceite que ha dejado el guanciale a la mezcla y el agua de los spaguettis.
Añade la pasta recién escurrida a la sartén con el guanciale (fuera del fuego).
Añade la mezcla de huevos y queso poco a poco, fuera del fuego, removiendo enérgicamente para que el huevo no cuaje y se forme una salsa cremosa.
Sirve caliente con un poco más de pecorino y pimienta por encima.
Consejos
No uses nata, ajo ni cebolla. La carbonara auténtica es simple y elegante.
Usa guanciale y pecorino romano para el sabor auténtico. Si no los tienes, panceta y parmesano son sustitutos aceptables, pero ya no será «la verdadera».
La clave está en emulsionar los huevos con el calor de la pasta, sin que se convierta en tortilla.